Me temo que seguimos mal. O bastante mal. No veo que en el plano político las cosas hayan dado un giro trascendental desde el domingo 14 hasta hoy. Mejor, sin embargo, que primero recapitulemos brevemente. Contra lo que algunos, pegados a las respuestas de los ciudadanos en las encuestas, pronosticaron, las elecciones del 14-F se vieron mucho más condicionadas por la dialéctica entre independentismo y anti-independentismo que por la discusión en torno a cómo rescatar la economía y paliar los estragos sociales de la crisis. El eje izquierda-derecha estuvo presente, desde luego, pero el leitmotiv fue una vez más la relación entre Catalunya y España, junto con de la situación de los líderes independentistas presos y los que se hallan en el extranjero.
Pactos tras el 14-F
ERC y JxCat, el obligado 'reset'
Republicanos y junteros debieran ver que colaborar y gobernar bien incrementa sus expectativas electorales y es el mejor camino para progresar hacia la independencia
Pere Aragonès, Laura Borràs y Quim Torra en una imagen de septiembre del 2020, ante el Tribunal Supremo, en Madrid. /
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