Los disturbios por el 'caso Hasél'

Derechos selectivos

¿Defender mi libertad de expresión arremetiendo contra la tuya? Así, no

Disturbios en el tercer día de protestas por el encarcelamiento del rapero Pablo Hasél. En la foto, barricadas en la calle de Aragó con Bailén. / Ferran Nadeu

De nuevo, la calle encendida. Y uno murmura hacia dentro «otra vez», como si un contenedor en llamas a la vuelta de la esquina fuera lo más normal del mundo.Lo que faltaba… Pandemia, toque de queda, cansancio acumulado, incertidumbre, abrazos amputados, una crisis económica de órdago y, de nuevo, la ciudad patas arriba, como cuando la sentencia del 'procès'. Estamos dormitando sobre la boca del volcán. Los hilos que sustentan la cotidianidad se han tensado hasta el límite, sobre todo entre los jóvenes, que ven renacer el lema de los años 70, aquel 'no future' de la desesperanza, al mismo tiempo que el reconcomio de la ciudadanía más veterana lleva años fermentando en un cabreo colosal. Pero no es con adoquines y fuego como se salvaguarda una causa legítima e irrenunciable. ¿Defender mi libertad de expresión arremetiendo contra la tuya? Así, no.