A los alcaldes que se saltan la cola de la vacuna, a los ‘youtubers’ que prefieren comprar Toblerones más grandes (y pagar impuestos más pequeños) en Andorra, a los partidos juzgados por financiarse con sobres, a los obispos que comulgan con obleas de Pfizer antes que sus feligreses… se les llama estos días “pícaros”. Cada vez que un tertuliano, o un político, dice: “Claro, estas cosas pasan aquí porque está en nuestra naturaleza: la picaresca”, yo tengo que tomarme primero la tensión y luego un chupito de tila para no saltar.
Una palabra estigmatizada
Del pícaro al 'píjaro'
Llamar "pícaros" a los que se saltan la cola de las vacunas pervierte el significado del término: son sinvergüenzas, desalmados, irresponsables, trepas, pancistas, egoístas, cretinos, malnacidos o indeseables
El obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull.
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