Escribo a favor de un país sólido donde la lengua propia no es un arma arrojadiza sino el órgano vital para continuar siendo un país. Un país donde las desigualdades no se acrecienten hasta un límite intolerable, si es que puede haber límites tolerables para la pobreza. Un país que pueda decidir su futuro (y qué fácil es decir "decidir" y "futuro", sin saber a veces qué decir) a través de consensos y de respetos, pero sin desfallecer en un afán de continuidad de la cultura, del paisaje y de la manera de habitarlo.
Pros y contras
Un país
Una persona depositando su voto en la urna. /
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