No son solo cifras. No son datos perdidos en la maraña de números de la pandemia. No son muchos. Pero sí muy dañinos. Por lo que hacen y por el ejemplo que dan. Y creo que deben ser estudiados como un fenómeno. Son los -y las- que se organizan cada fin de semana y se pasan por el forro las restricciones para frenar al bicho. No son forzosamente negacionistas, antivacunas o antisistema. Hay adolescentes, jóvenes, maduros e incluso algún veterano. Son los apóstoles de la transgresión pandémica.
Insumisos de las restricciones
Normalidad de estercolero
No sé cómo podría administrarse a este colectivo de incumplidores de la norma la vacuna del deber social, pero sí sé que las miserias del rifirrafe político no ayudan nada.
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