Pros y contras

Ser y gobernar

Un trabajador municipal traslada unas urnas que se usarán en las elecciones del 14-F, en el almacén de los talleres municipales de Barcelona. / FERRAN NADEU

Ser la sociedad abierta, tolerante, curiosa, innovadora, avanzada que fuimos. O que creímos ser, que siempre es el primer paso para ser. Ser para salir adelante, para consolarnos de tantas pérdidas, para tomar las piezas que quedan y construir un futuro más sólido, más justo. Ser para exigir. Para exigir a nuestros gobernantes el más firme, leal y fructífero compromiso con el bienestar colectivo.

Gobernar para ser mejores. Para desenmarañar los conflictos y recuperar los vínculos que nos hacen más prósperos, pero, sobre todo, más felices. Sí, la felicidad también es un objetivo. Ser lo que queramos ser y ganarnos la libertad de poderlo expresar sin temores ni laureles envenenados. Poder ser independentista sin ceder al chantaje de los iluminados, los aprovechados, los mentirosos, los que siempre ganan. Poder no serlo sin tener que pedir perdón por ello, sin ser insultado ni acusado de todos los males del planeta, sin ser el ‘otro’. Gobernar sin infantilismos ni trampas. Sin confundir sueños con pesadillas, ni banderas con soluciones, ni discrepancia con traición. Gobernar para alargar la mirada y sobreponernos a este invierno tan largo.