Apunte

El candidato y los figurantes

Es el único capaz de superar el bloqueo de la política catalana y de vencer al separatismo no desde la bronca sino por elevación, pasando página al 'procés' sin odios ni rencores

El ministro de Sanidad, Salvador Illa, ha asegurado este martes que abandona el cargo con mucha pena pero con el honor de haber servido a todos los españoles y con la intención de seguir dando lo mejor de sí mismo donde pueda ser más útil y para derrotar todos juntos a este virus.

Cuando se anunció la candidatura del socialista Salvador Illa el 30 de diciembre pasado se levantó un clamor entre los otros partidos exigiéndole su inmediata renuncia al ministerio de Sanidad. Le acusaron de que iba a utilizar el cargo para su beneficio electoral hasta el inicio mismo de la campaña. Su papel como ministro era un activo y deseaban que dimitiera cuanto antes. Hasta aquí lógico. El martes cesó tras asistir al último Consejo de Ministros y sus rivales le han puesto a caldo por dejar el puesto en medio de la terrible tercera ola al tiempo que le califican como el peor ministro de Sanidad de la UE. Es evidente que las dos cosas al mismo tiempo no pueden ser ciertas. No se entiende que habiéndolo hecho tan mal como dicen ahora le reprochen que abandone el cargo cuando semanas atrás le reclamaban todo lo contrario. Esta suma de incoherencias que comparten PP, Podemos, ERC, Cs, Junts, CUP y Vox contra el exministro revela que en la campaña para el 14-F solo hay un candidato de verdad a presidir la Generalitat y que el resto son figurantes.