Contexto

Elecciones aplazadas: inseguridad jurídica

El decreto publicado por el Govern es decepcionante: las restricciones de derechos fundamentales deben justificarse como medidas adecuadas, proporcionadas e imprescindibles, y no lo ha hecho.

Pere Aragonès firma el decreto de aplazamiento de las elecciones. / ACN / RUBÉN MORENO

Ya salió el 'Diari Oficial del la Generalitat de Catalunya' con el decreto que traslada al 30 de mayo las elecciones previstas para el 14 de febrero. Su lectura, a mi juicio, resulta decepcionante. Recordemos que tanto este decreto como los que aplazaron las elecciones de Galicia y el País Vasco carecen de una base jurídica clara. Los principios de legalidad y de jerarquía normativa, recogidos en el artículo 9 de la Constitución, impiden que un decreto pueda contravenir lo dispuesto en una ley. En los decretos de aplazamiento se incumplen las reglas que establecen los calendarios electorales, y eso es una vulnerabilidad posible si ese decreto es recurrido. Recordemos que puede hacerlo, según la ley de la jurisdicción contencioso-administrativa, cualquier persona que ostente un derecho legítimo, lo que en este caso incluye a cualquier persona con derecho a votar o a ser elegida.