El asalto al capitolio

Saber perder

El trumpismo deja dos avisos: la combinación explosiva de desigualdad y sectarismo

Imagen de algunos de los asaltantes al Capitolio.

En la embajada francesa de Londres, cuelga un cuadro de Alexandre Cabanel titulado 'El ángel caído' ('L'angedéchu', 1868). Hambriento de poder, cegado por la ambición, el ángel decidió rebelarse contra la jerarquía celestial, desencadenando un golpe de Estado que acabó desplomándolo desde las nubes hasta la Tierra dura y polvorienta. Aparte de la espléndida anatomía de Lucifer, el «portador de la luz», lo más interesante del cuadro radica en la mirada iracunda del vencido, un solo ojo enrojecido del que asoma una lágrima, más cargada de rabia que de tristeza por la pérdida. Inteligentísimo y muy bello, el ángel adolecía del pecado satánico por excelencia, del que emanan todos los demás: la soberbia.