La Tribuna

El brujo invocó la lluvia. Y llovió

La derecha estadounidense lleva años canalizando la frustración de quienes se sienten abandonados por el sistema político, económico y mediático. Trump es la expresión máxima de esa política de resentimiento

Seguidores de Trump asaltan el Capitolio. / Reuters

En la que tal vez es la mejor canción de su último disco, 'House Of A Thousand Guitars', Bruce Springsteen arremete contra Donald Trump: «El payaso criminal ha robado el trono, roba lo que nunca puede poseer». Obviamente hay muchos matices en el asalto al Capitolio de Estados Unidos, pero toda reflexión debe empezar señalando al aún presidente: esto es lo que sucede cuando se sienta en el trono del Despacho Oval a un «payaso criminal», una persona claramente incapacitada para entender no ya las exigencias del cargo, sino el funcionamiento mismo de la democracia. Esto es lo que sucede cuando la popularidad y el carisma (?) se anteponen a la capacidad y la inteligencia; cuando en un sistema en esencia bipartidista uno de los partidos se convierte en antisistema como forma de conservar el poder o aumentarlo; cuando desde las instituciones se abona, se difunde y se incentivan las falsedades, el racismo y la confrontación; cuando se confunde la soberanía popular y la libertad de expresión con la demagogia y la ley del más fuerte en la calle; cuando los medios se abonan al espectáculo de la información y cuando las cajas de resonancia de las redes sociales desplazan a las líneas editoriales. Ni siquiera un sistema político tan asentado como el estadounidense puede salir indemne a cuatro años de tóxico trumpismo. Por si había alguna duda, lo sucedido en Washington DC así lo certifica. Balanceándose en el alambre, EEUU ha echado un vistazo al abismo.