Pros y contras

#EsLey

Manifestantes de la ’marea verde’ argentina.

Se consiguió. Después de una larga lucha, se ha logrado lo que hace apenas dos años se ganó en la Cámara de Diputados y se perdió en el Senado. Esta vez, ha podido ser. La ley del aborto ha sido aprobada en Argentina. Colectivos feministas han liderado de forma incansable la reivindicación. Nietas, madres y abuelas unidas para avanzar en sus derechos. En Argentina se practican 447.000 abortos clandestinos. Intervenciones que suman riesgos a medida que disminuye la renta de la mujer. Al fin, hablamos de desigualdad y muerte.

Argentina legaliza el aborto. Y lo hace después de infinidad de debates, también gracias al cambio de opinión que han conseguido esos diálogos. Lucila Crexell, senadora que se abstuvo en 2018, cambió su voto a favor porque, en estos dos años de prohibición, “nada cambió y las mujeres siguieron abortando en soledad, ocultamiento e inseguridad”. La ley defiende los derechos “de las mujeres y de personas con otras identidades de género con capacidad de gestar”. Y ese enunciado encierra otro triunfo. La inclusión de hombres trans o personas no binarias no borra a las mujeres, tan solo reconoce la diversidad de la realidad.