Pros y contras

Ellos

Conozco a dos empresarios que, azuzados por la rabia que tienen al ver cómo sus restaurantes van a la deriva, me confiesan que votarán el partido que "más daño pueda hacer"

Una terraza del Poblenou tras el anuncio de nuevas restricciones en los horarios de bares y restaurantes en Catalunya. / Ferran Nadeu

Conozco a dos empresarios que, azuzados por la rabia que tienen al ver cómo sus restaurantes van a la deriva, me confiesan que votarán el partido que "más daño pueda hacer". Les digo que concreten y la concreción se llama extrema derecha. Ambos son de origen extranjero, con lo cual me es fácil recordarles que, si gobernara el partido que dicen, ellos quizá serían los primeros en sufrirlo. “Es evidente”, me responde uno de ellos, “y también te digo que no lo haré, como puedes comprender, pero lo cierto es que se merecerían, ellos, una buena sacudida”. Este “ellos” se refiere, claro, a los que ahora gobiernan, los que deciden los cierres, totales o parciales, quienes, en la dura pugna entre la economía y la salud, toman decisiones ambiguas o repentinas o desproporcionadas o incomprensibles.

El peligro existe. Se percibe desde las proclamas negacionistas que se enfrentan a la ciencia y que blanden una determinada concepción de la libertad individual hasta los conspiranoicos que niegan las vacunas y dicen que son una maniobra oscura de un oscuro poder. Y están al acecho, a la espera de una enorme crisis social que reclame salvadores. Salvadores que puedan hacer daño.