Apunte

Una oportunidad perdida

El de hoy era para Felipe VI un discurso difícil, pero los ciudadanos hubieran agradecido una mención crítica y más explícita a la situación del rey emérito

El Rey Felipe VI en su mensaje de Navidad a los españoles / EFE

No tiene muchas ocasiones el Rey para dirigirse a la ciudadanía, salvo que lo haga de manera extraordinaria y les dé a sus palabras una trascendencia igualmente excepcional. Esa es la razón por la que su discurso de Navidad, realizado en un momento en que la monarquía sufre un profundo desprestigio como consecuencia de las informaciones sobre la fortuna oculta de Juan Carlos de Borbón, parecía el momento adecuado para que Felipe VI hubiera abandonado las alocuciones al uso y se hubiera mostrado más rotundo a la hora de referirse al anterior monarca, su padre. Necesitaba para ello hablar con palabras claras, que entendiera el común de los mortales y no con expresiones implícitas que tienen que ser interpretadas después por los 'zarzuelólogos'.