Camino a las urnas

La muñeca rusa de Puigdemont

El 'expresident' se lo juega todo el 14-F. La fuerza de su liderazgo depende de su poder sobre la presidencia de la Generalitat. Si las urnas se lo deniegan, su leyenda podría ajarse velozmente y su formación, de tinte caudillista, entrar en declive con él

Carles Puigdemont, en una concentración ante el Parlamento Europeo en Bruselas / ACN / NAZARET ROMERO

¿Torra? ¿Quién recuerda a Torra? Sin duda, el servicio de pago de nóminas de la Generalitat piensa en él al menos una vez al mes. Su inexistente obra de gobierno no contribuye a estimular la memoria, pero sí el insólito reguero que dejó. La obsesión por entrar en un pretendido martirologio nacionalista, aun al precio de amortizar la presidencia catalana. La admiración por un torturador filofascista como Miquel Badia, el ‘capità Collons’. La asimilación de Catalunya con las crisis humanitarias que asuelan el planeta. Las arengas a los CDR desde el sillón presidencial. Los artículos, tuits y soflamas supremacistas.