Abusos del poder

¿Tenemos mala suerte?

Las irregularidades que protagonizan determinados sujetos cuando llegan al poder no es mala suerte, llámenlo más bien sensación de impunidad y nula conciencia democrática

El rey emérito, Juan Carlos I, en una imagen de archivo. / Europa Press

Iba a escribir que no tenemos suerte con quienes nos mandan, pero recurro al freno de mano porque no estoy nada seguro de que los excesos autoritarios que padecemos unas veces, los engaños con los que en otras ocasiones nos enredan durante las campañas electorales, o las frecuentes corrupciones que protagonizan determinados sujetos cuando llegan al poder tengan relación con la suerte. Tienen que ver más bien con su egoísmo y su falta de escrúpulos. Como soy políticamente correcto ahora me toca decir que muchas de nuestras autoridades y muchos de nuestros representantes son por el contrario personas decentes. Es cierto. Pero a continuación constato que junto a ellos hemos tenido muy mala gente con ganas de mandarnos como sea, de imponer su voluntad, utilizando unas veces codazos y sables o ganando en otras ocasiones las pugnas electorales, que han conseguido sus fines.