Hace tiempo vi una charla TED donde un directivo de Google ensalzaba la cultura del error. Con una puesta en escena muy anglosajona, contaba cómo la empresa tenía equipos enteros cuyo objetivo era cazar cualquier gazapo en los productos o servicios que tenían que lanzarse próximamente al mercado. Aplaudí la idea de que la revisión y la autocrítica formaran parte de los objetivos de la casa, hasta que entendí que eso solo aplica a tecnología, dispositivos o programas. La crítica a la integridad y los valores de la compañía no se celebran, sino que se silencian -especialmente cuando llegan desde los márgenes del privilegio-. Y así fue para Timnit Gebru, quien lideraba el equipo de ética en inteligencia artificial de Google hasta la pasada semana.
Polémico procedimiento
No es un despido, es censura y discriminación
La rescisión de contrato en Google de Timnit Gebru muestra que la compañía silencia la crítica a su integridad y valores
Centro de almacenamiento datos de Google en Iowa, Estados Unidos.
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