Sumergirse en la naturaleza cuando llevas tiempo sin hacerlo resulta un ejercicio tan sanador que debería venderse en farmacias. Como las mascarillas. Porque estas evitan la propagación del covid, pero lo otro ahuyenta virus -aunque sea por unas horas- que contaminan nuestro medio ambiente social y político a niveles insoportables. El otro día tuve la inmensa fortuna de abrir 'La Ventana' en Cabárceno, en Cantabria, el parque de naturaleza más grande de Europa donde animales de más de cien especies -algunas en peligro de extinción- disfrutan de una plácida existencia en semilibertad que permite su reproducción e investigación científica.
El rencor
Reflexiones desde Cabárceno
Un ejemplar de hipopótamo del parque cántabro de Cabárceno. /
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