Hay muchos modos de hacer política, y no siempre pueden elegirse. No es lo mismo tener poder que aspirar a tenerlo. No es lo mismo saber que vas a mantenerlo durante un tiempo que estar ante una reválida permanente. Es en la pérdida o en el temor a la pérdida donde se vislumbra el carácter de cada candidato. El recuerdo de un Albert Rivera abstraído, crespo y desnortado es el retrato de una mala digestión electoral. Por el contrario, la imagen de un Pedro Sánchez quijotesco, enfrentado a barones y patrones, tiene mucho que ver con el sillón que ahora ocupa. La agitación suele acompañar a los candidatos que tienen poco que ofrecer. Cuando la mala gestión pesa o las propuestas dejan de ser factibles o resultan endebles y desdibujadas, agitan lo que hay. El objetivo es evidente: hacer la vida más incómoda a los que sí tienen un camino viable que ofrecer. Las ganancias se obtienen por la merma del otro.
POLÍTICA CATALANA
Los agitadores
Para laminar a ERC y sellar la posibilidad de cualquier fuga a partidos no soberanistas, la consigna en JxCat es agitar, agitar y agitar
La portavoz del Govern, Meritxell Budó. /
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