Dos miradas

Canarias y las voces

Un hombre subsahariano es trasladado en autobús en Gran Canaria. / LA PROVINCIA

Con la vista fijada en el aluvión de migrantes llegados a Canarias y las voces de la ultraderecha resonando en los oídos, podemos llegar a pensar que son demasiados, que bastantes problemas tenemos, que las ayudas no dan para más... Si ampliamos el marco, vemos Europa y el mundo entero. Un planeta herido por la desigualdad y una humanidad marcada por los flujos migratorios. Desde que poblamos la tierra, la búsqueda de un lugar mejor ha sido una constante en la historia. Basta explorar en la memoria familiar para que la mayoría encontremos el recuerdo de ese aliento. 

No hay, nunca lo ha habido, un problema con la inmigración. Pero sí lo hay cuando la incapacidad impide regular de forma responsable, solidaria y digna la llegada de migrantes. Incluso desde una óptica estrictamente neoliberal, la inmigración no solo es positiva, también necesaria. El cambio climático va a incrementar los flujos migratorios, y solo una política europea coherente y conjunta puede convertirlos en un valor. La alternativa es dejar que el odio y el miedo alentado por la ultraderecha acaben por pervertir el propio sentido de la UE.