AL CONTRATAQUE

David Madí y Pilar Rahola

Lo que piensan realmente quienes nos representan políticamente o administran poder solo lo dicen en sus conversaciones personales desinhibidas

Pilar Rahola y David Madí. / EL PERIÓDICO

A raíz de unas filtraciones policiales vuelve a debatirse el tema de si es correcto difundir una conversación privada entre personalidades públicas cuando se refiere a temas trascendentes que nos afectan a todos. No seré políticamente correcto: no me parece que la cuestión principal sea si esa práctica constituye una falta o un delito (que para las leyes actuales lo es) ni el tipo de sanción que merezca. Tampoco discutiré el principio de que estas revelaciones no deben poder utilizarse jurídicamente contra nadie. En cambio, quizá por mi psicología de periodista, considero que, en algunas ocasiones, si los medios de comunicación disponen de este tipo de filtraciones importantes, la divulgación es conveniente. O mejor, necesaria.