Sigo, con desconcierto y con rabia, la idea de una carrera frenética por una ayuda que no deja de ser una especie de limosna institucional. Hablo, claro, de los 2.000 euros que los casi 500.000 autónomos han podido solicitar a la Generalitat para hacer frente al momento crítico que viven. Sí, ya sé todo eso del déficit con el Estado y que estaríamos mucho mejor con una Catalunya independiente que no dependiera de la tacañería de Madrid. Sí, ya lo sé. Pero este no es un problema de dinero, o no solo es un problema de dinero. Y tampoco estoy desconcertado o rabioso por el mal funcionamiento de la web, por aquel error 504 que ha percutido en el cerebro de quienes querían la ayuda cuando veían que la página se colgaba, como percutía "el pequeño ruido del huevo duro sobre el mostrador de estaño" en aquel poema de Prévert, un ruido que "permanece en la memoria del hombre que tiene hambre". No. La rabia y el desconcierto nacen de la miseria moral que se convoca a la hora de pensar en la ayuda como una carrera de lobos hambrientos, como una contienda que es observada como se contemplan los alaridos de los perros en disputa por un misérrimo fragmento de hueso.
DOS MIRADAS
Error 504
La rabia y el desconcierto nacen de la miseria moral que se convoca a la hora de pensar en la ayuda como una carrera de lobos hambrientos
Persianas bajadas en el Gòtic. /
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