Editorial

QAnon, un delirio conspiranoide

El riesgo de este instrumento de intoxicación informativa es su capacidad de contaminar y expandirse

Un seguidor de QAnon el pasado mes de agosto en una manifestación en Los Ángeles, California. / AFP / KYLE GRILLOT

La red QAnon es la más reciente aportación de la extrema derecha estadounidense a los delirios conspiranoides alentados por Donald Trump para desacreditar a sus adversarios políticos, al mundo liberal y a aquellas instituciones que no controla, como la comunidad de inteligencia. Se trata de un instrumento de intoxicación informativa que da por segura la existencia de una red pedófila dispuesta a dar un golpe dirigido por personalidades demócratas a las que el presidente investiga. La teoría es simplemente delirante, pero en una sociedad dividida hasta el paroxismo, gana adeptos y forma parte del universo alternativo creado por Trump.

Nada hay en QAnon que responda a algo diferente a la maquinaria productora de falsas noticias y a la disposición de muchos partidarios de Trump de no aceptar más aproximaciones a la realidad que las de su líder. El riesgo no reside tanto en la existencia de QAnon como en su capacidad de contaminar y expandirse en una sociedad partida en dos (y a otras con similares escisiones) en la que cada bando ha acabado viendo al otro como un enemigo. Y el riesgo se antoja aún mayor si Trump pierde la elección de este martes y presenta el resultado como fruto de una conspiración.