LECCIONES DE LA PANDEMIA

Un pingüino que baila merengue

Para nuestro bienestar emocional, necesitamos comunicarnos en positivo ahora que llega la segunda ola del coronavirus

Una mujer conversa con varios amigos gracias a un programa de videollamadas, en Arlington (EEUU), el pasado 8 de abril. / AFP / OLIVIER DOULIERY

¿Se acuerdan de la canción ‘Resistiré’ del Dúo Dinámico, con letra adaptada al confinamiento, que nos enviábamos allá, por primavera? Nos producía calorcito emocional y nos cohesionaba como grupo que intentaba superar el malestar del encierro y el miedo a la enfermedad. Durante meses, a través de las redes sociales, los más creativos imaginaban todo tipo de mensajes y formatos para alegrarnos el corazón. A la vez, aprendimos a realizar vídeollamadas por plataformas que ni siquiera sabíamos que existían. Así nos sentíamos más cerca, formando una unidad de convivencia y de relación a través de las pantallas. Estábamos más juntos y menos solos. Ahora, la segunda ola de este maremoto mundial está llegando y amenaza con envolvernos. Nuevamente nos entra la desazón, y esta vez nos pilla agotados. Si sus amigos continúan enviándoles whatsapps con unos “buenos días” cada mañana y un pingüino que baila merengue, considérense afortunados y hagan lo propio con un tango o un rock and roll. Una canción, una sonrisa. Para nuestro bienestar emocional, necesitamos comunicarnos en positivo.

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