Al contrataque

Desconectados

¿Nadie pensó que la fiesta a la que asistieron políticos, empresarios y periodistas le iba a saber a cuerno quemado al resto del personal? Es lo que tiene habitar en la burbuja del Madrid de la corte

Salvador Illa a su llegada a la entrega de premios.  / EUROPA PRESS

Hace 15 años, cuando llegué a Madrid en mi regreso a la radio, estaba acojonado. Así como suena. Era mucha responsabilidad la que había aceptado y muchas dudas sobre si no metería la pata. Fue por aquella época cuando me reencontré con un colega catalán al que había conocido en un viaje de trabajo a Estados Unidos. Yo seguía -y sigo- en el ejercicio tradicional del periodismo, pero él se había convertido en un directivo de La Caixa; llevaba tiempo encargado de la comunicación y la imagen pública de la entidad, se movía por las alturas y conocía a todo quisqui. Fue él quien me dijo: “Para asentarte en Madrid, tienes que dedicar los próximos seis meses a conocer a las 100 o 200 personas que mueven el cotarro”.