Será un espejismo. Será. Pero la resolución de la moción de censura, esos 298 noes frente a los solitarios 52 síes de Vox, pone un poco de sordina a la absurda, inapropiada e irrespetuosa crispación política en la que andamos enredados. La cordura venció en el Congreso. Y lo hizo posible gracias a la responsabilidad de grupos políticos que exhiben inmensas e incluso irreconciliables diferencias. Eso es la democracia. Y ahí se quedó la ultraderecha, comiéndose su propia discriminación, su fanatismo, su ignorancia y su odio. En el escenario, la posibilidad de un pacto en la renovación del Poder Judicial. Difícil, muy difícil. Imposible si el PP no apea el veto a Unidas Podemos y acepta la realidad de un Gobierno de coalición. Mientras, la gravedad del virus marca el ritmo y Gobierno y comunidades empiezan a comprender que el entendimiento es más efectivo que la disputa. Hacer política mirando el marcador de votos no tiene sentido cuando la muerte se pasea por el campo.
Baja la crispación
Un poco más libres de impostura
La cordura venció en el Congreso. Y ahí se quedó la ultraderecha, comiéndose su propia discriminación, su fanatismo, su ignorancia y su odio
El líder de Vox, Santiago Abascal, este miércoles en el Congreso de los Diputados. /
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