Baja la crispación

Un poco más libres de impostura

La cordura venció en el Congreso. Y ahí se quedó la ultraderecha, comiéndose su propia discriminación, su fanatismo, su ignorancia y su odio

El líder de Vox, Santiago Abascal, este miércoles en el Congreso de los Diputados.  / DAVID CASTRO

Será un espejismo. Será. Pero la resolución de la moción de censura, esos 298 noes frente a los solitarios 52 síes de Vox, pone un poco de sordina a la absurda, inapropiada e irrespetuosa crispación política en la que andamos enredados. La cordura venció en el Congreso. Y lo hizo posible gracias a la responsabilidad de grupos políticos que exhiben inmensas e incluso irreconciliables diferencias. Eso es la democracia. Y ahí se quedó la ultraderecha, comiéndose su propia discriminación, su fanatismo, su ignorancia y su odio. En el escenario, la posibilidad de un pacto en la renovación del Poder Judicial. Difícil, muy difícil. Imposible si el PP no apea el veto a Unidas Podemos y acepta la realidad de un Gobierno de coalición. Mientras, la gravedad del virus marca el ritmo y Gobierno y comunidades empiezan a comprender que el entendimiento es más efectivo que la disputa. Hacer política mirando el marcador de votos no tiene sentido cuando la muerte se pasea por el campo.