No sé muy bien cuánto peso ahora mismo porque hace más de un año que no tengo báscula. También he dejado de ponerme ropa que me sea muy incómoda y de hecho esto es un problema (para el patriarcado, no para mí, claro) porque cuando te acostumbras a la comodidad te das cuenta de que la ropa diseñada supuestamente para señora es de una poca practicidad que asusta: tejidos que aprietan, tacones que hacen daño en los pies y pocos bolsillos (es decir, la obligatoriedad de llevar siempre bolso). La mascarilla y la poca actividad social también han hecho que mi maquillaje se aburra en los cajones.
La presión estética
La mirada tierna
Cuanto más nos ocupamos en 'mejorar' nuestros cuerpos y en opinar de los cuerpos de los otros menos nos fijamos en lo que de verdad importa
Ilustración de Leonard Beard. /
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