Dos miradas

El odio

El asesinato del profesor francés y la persecución de 'menas' en Madrid viven de la misma deshumanización del otro

Proclama racista que Bastión Frontal difundió por redes sociales.

El profesor Samuel Paty fue asesinado por un joven checheno de 18 años. El agresor publicó un mensaje en Twitter dirigido al presidente francés: “He decapitado a uno de tus perros del infierno que ha osado degradar a Mahoma”. En un debate sobre la libertad de expresión, el profesor había mostrado en clase unas viñetas de 'Charlie Hedbo'.  

El grupo neonazi Bastión Frontal emprendió una 'cacería' de ‘menas’ en Madrid. Acusó falsamente a los menores de haber violado a una niña, los persiguió por la calle y se concentró bajo su vivienda lanzando insultos racistas. Bastión Frontal está integrado por jóvenes, casi todos hombres, que, además del nazismo, defienden el deporte y el reparto de comida solo para españoles. 

Entre un caso y otro, el asesinato marca una diferencia irreparable. Pero, en ambos, el odio brota de una misma deshumanización del otro, se alimenta del miedo y la rabia, cala en los que buscan el poder y el refuerzo emocional en un grupo y se ampara en una ideología. Condenar el primero es imprescindible. Pero el segundo también requiere una repulsa contundente y colectiva. Los monstruos crecen rápido.