Desde Sant Antoni

Jeroglíficos y ajedrez

Poco a poco las mesas de la calle Borrell se fueron llenando de jugadores que se pasaban la tarde estrujándose la mente en público

Cartas lectores

Tiempo después de inaugurar nuestra ‘superilla’, seguimos intentando descifrar los jeroglíficos policromáticos de la calzada. Mi estrategia, cuando la atravieso en coche, es ir a cinco por hora y dejar cruzar a todos los viandantes, como si ese tramo fuera un paso de peatones continuo. Es mi manera de evitar sustos, gritos e infracciones. O no. Ya que al no saber el significado de las figuras geométricas amarillas del asfalto, nunca sé con certeza si estoy haciendo algo fuera de la ley. Cuando voy andando y tengo que cruzar, miro a derecha e izquierda repetidas veces como si fuera la niña de 'El Exorcista' en plena posesión, y, cuando no viene ni coche ni moto ni patinete eléctrico, corro a lo Forrest Gump hasta el otro lado. Esta, hasta el momento, ha sido mi táctica para sobrevivir en la supermanzana.