Voy al Festival de Sitges desde que era adolescente. Empecé a cubrirlo como prensa a los 18 años. Y trabajo allí desde hace casi una década. Es parte importantísima de mi vida. Sin ir más lejos, le debo en gran medida mi amor por el cine de terror. Allí he conocido a algunos de mis mejores amigos. Allí vi por primera vez algunas de mis películas favoritas. Allí he descubierto a muchos de mis cineastas preferidos. Allí he tenido discusiones antológicas sobre películas que adoro y sobre otras de las que ya ni me acuerdo. Allí me ha pasado de todo. He tenido disgustos, claro, pero la balanza siempre se inclina hacia lo bueno con diferencia. Este jueves empieza su edición 53 en medio de una pandemia. Uno de los relatos recurrentes del fantástico y del terror, el argumento de tantas películas que hemos pasado en el festival, se ha hecho real. Vaya broma. Qué gracia tiene lo 'meta' cuando tiene gracia, y que poquita gracia tiene cuando no la tiene.
Ideas
Sitges y su edición más importante
Una amiga me preguntó: "¿No te da miedo trabajar en el festival?". Sí, claro, tanto como coger el bus. Y al mismo tiempo, es el año que más ganas tengo de ir
Ambiente en la jornada inaugural del Festival de Sitges 2020 /
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