Análisis

El carajal madrileño

Sería bueno que Ayuso se aclarara, porque la que está confusa e irritada es la mayor parte de la ciudadanía madrileña, necesitada de respuestas serias para combatir el virus y harta ya de tanta bronca

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el vicepresidente, Ignacio Aguado, el pasado 14 de septiembre, en la Asamblea regional. / JOSÉ LUIS ROCA

Con un índice de contagios menor que el de Madrid y sin bronca política de por medio, los gobiernos francés y belga han cerrado esta semana bares y cafeterías en París y Bruselas. Unas medidas mucho más drásticas que las que suponía el cierre perimetral de la capital madrileña, que este jueves echó abajo el Tribunal Superior de Justicia de Madrid. En París se decretó previamente el estado de emergencia, el mismo que el Parlamento italiano ha prorrogado hasta el 31 de enero, y que ha permitido al Gobierno de Roma mantener medidas restrictivas este verano para que la desescalada fuera progresiva y para frenar la propagación del virus.