Fue poner la tele y verlo claro. Una tertuliana en un programa de Telecinco, Marta Catalá, lucía con los labios bien rojos y una chaqueta azul eléctrico con hombreras. Sin sonido en la televisión, su estética era rabiosamente ochentera, y como una revelación su imagen alumbró esta sensación vintage que nos invade desde que la pandemia se cierne sobre nosotros. Vuelven los coches a las calles, a las carreteras, en detrimento de los transportes comunitarios, como en los ochenta cuando hablar del medio ambiente era recordar la clase de Naturales y la lista de invertebrados y poco más y el metro no llegaba a todos los barrios. Una neblina que no dejaba apenas huella en la conciencia ecológica. Vuelve también eso de pensar en segundas residencias para pasar vacaciones, en vez de viajes transoceánicos con vuelos a precios asumibles. Lo de arreglarse el piso, hacer obras aquí y allá, en vez de pulirte el sueldo fuera de casa. Eso, si te llega el salario para algún ahorro. Eso también era muy ochentero.
Vida cíclica
Hombreras, chanchullos y otros aromas ochenteros
Vuelven momentos de décadas atrás, siempre vinculados a crisis, como los escándalos políticos, o más bien, el levantar alfombras. Vuelven, pero no exactamente igual.
Daniel Osàcar entra en Brians 2 junto a su abogado, Xavier Melero. /
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