Editorial

La irresponsabilidad de Trump

El presidente de los Estados Unidos, sin mascarilla, muestra un desprecio inconmensurable por la repercusión de su actitud

Trump saluda a la bandera desde el balcón de Truman de la Casa Blanca. / AFP / NICHOLAS KAMM

El comportamiento de Donald Trump durante la hospitalización y el regreso a la Casa Blanca cabe considerarlo de una irresponsabilidad sin parangón y de un nihilismo desenfrenado. Por si no fuera suficiente la confusión creada por médicos, colaboradores del presidente y estrategas de campaña en torno al estado de salud del comandante en jefe, todo cuanto ha hecho y dicho desde que fue diagnosticado de covid-19 ha sido una utilización abyecta de la enfermedad para movilizar a sus fieles y, de paso, olvidarse de los 210.000 muertos que contabiliza Estados Unidos a causa de la pandemia. Un olvido que daña el respeto debido a las víctimas con el fin único de quitar importancia a la tragedia en curso, cuyas dimensiones pueden tener una influencia decisiva en la elección presidencial del 3 de noviembre. 

Todo resulta insólito en la conducta de Trump, desde su paseo en coche blindado por los aledaños del hospital a su entrada en la Casa Blanca sin mascarilla, pero sería menos aborrecible si solo él se expusiera. No es este el caso, y la extensión de la enfermedad en su entorno es la prueba de que su actuación no tiene más explicación que un desprecio inconmensurable por la repercusión de su actitud.