Dos miradas

Extravagante

Àlex Garrido, en Manlleu, el pasado 23 de septiembre. / ACN

Definitivamente, este es un país estrambótico. Dejemos de lado el serial de Mainat, magnificado por algunos medios, con argumentos de serie B y trazas de vodevil negro, y centrémonos en el alcalde de Manlleu, que dimite del cargo porque hay imágenes que nos lo enseñan en un estado de notable ebriedad. Los hay que ven en ello una actitud intolerable y recalcan que todavía es más grave en los momentos que vivimos. Algunos dicen que lo hizo -con todo el derecho del mundo- en unas circunstancias (vacaciones y sin las restricciones de ahora) y un lugar (lejos de su municipio) que no deberían afectar su responsabilidad política.

¿Cayó, Manlleu, en un estado de caos y desorganización el día que su alcalde se emborrachó? Parece que no. Además, seguramente había un alcalde accidental, que ejercía las funciones reglamentarias. Después de todo el revuelo, Àlex Garrido, que ha publicado varias novelas y que se recluye en monasterios para escribirlas, ha anunciado que volverá a hacerlo. No a beber, sino a escribir. Se va a Montserrat a meditar y a convertir en ficción las relaciones entre la ética individual y la moral pública. Definitivamente, este es un país extravagante.