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Un prestidigitador en apuros

El primer ministro británico, Boris Johnson, durante la comparecencia de este miércoles. / JACK HILL (AFP)

Ha pasado solo un año desde la última conferencia nacional del Partido Conservador británico. Su lema era Get Brexit done. Eran meses de excitación nacionalista, de retorno emocional a los tiempos de la reina Victoria. La UE se había convertido en una pareja tóxica de que la que había que alejarse. Boris Johnson y compañía lanzaban guiños al emperador de EEUU, más interesado en dividir a sus aliados que en amar. Los tories vendían salud pública, escuelas y policía, una variante del grito "ley y orden".

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