Al contrataque

El vicario que deja paso a un suplente

Media Catalunya le quería tan poco como él a ella. Además, muchos de los de la otra mitad, de los que podríamos llamar suyos, se habían cansado de su inconsistencia e inutilidad

El president de la Generalitat, Quim Torra, abandona el Parlament tras realizar una declaración institucional. / ELISENDA PONS

Pocas lágrimas por Quim Torra. Es lógico. No quería ser presidente, en realidad casi no ha ejercido el cargo, ha pasado buena parte de su mandato esperando que le llevasen a la puerta de salida y no deja ni obra de gobierno ni iniciativas parlamentarias reseñables. Si alguien diseñó un baño de masas de despedida en la plaza de Sant Jaume la verdad es que tuvo solo unos cuantos centenares o pocos miles de personas. Pero muy válidas para él: sus queridos CDR apretando hasta el final atendiendo a sus consignas, las franjas más disciplinadas de ANC y Omnium, algunos incondicionales y algunos curiosos.