Análisis

Torra: ¿a quién le importa?

La única aportación novedosa de Torra a la doctrina separatista es que ya no solo señala a España como obstáculo para la independencia, sino que culpa a la propia autonomía

El president de la Generalitat, Quim Torra, abandona el Parlament tras realizar una declaración institucional. / ELISENDA PONS

Si la protesta contra la inhabilitación de Quim Torra reunió el lunes a unos pocos centenares de personas en varios puntos de Barcelona, a la convocatoria del día siguiente acabaron acudiendo más agentes de la Brimo que manifestantes. Es la primera vez que un 'president' de la Generalitat es apartado de su cargo por desobediencia y, sin embargo, la movilización de la ANC, Òmnium y los CDR ha sido flojísima. La pandemia seguro que ha influido, pero la escasa fuerza de la protesta refleja que a nadie le importaba mucho. También el enorme cansancio y desconcierto que hay tras casi una década de 'procés'. Durante este tiempo el secesionismo no ha logrado nada, excepto enquistar un problema en la sociedad catalana a cambio de degradar las instituciones. El horizonte de la independencia se ha alejado tanto que casi ha desaparecido de las promesas de sus líderes, que ya no ponen fechas ni plazos, aunque paradójicamente según las encuestas JxCat, ERC y la CUP puedan volver a sumar mayoría absoluta en las próximas autonómicas; por cierto, las cuartas que se convocan anticipadamente desde 2012.