El propósito de los negociadores de la Unión Europea de no levantarse de la mesa por mucho que el Gobierno británico se obstine en mantener inalterable la ley de mercado interior no atenúa la impresión de que la ruptura se encamina hacia un desenlace abrupto, sin acuerdo, a partir del 1 de enero del 2021. Entre los muchos motivos para vislumbrar el choque de trenes como inevitable, dos son especialmente relevantes: la decisión europea de acudir a los tribunales si Boris Johnson deja pasar el día de hoy sin ajustar la ley de acuerdo a los compromisos adquiridos –en la práctica, un tratado internacional– y el deseo del 'premier' de llegar a un acuerdo con la UE que pueda presentar como una victoria personal, como un triunfo “increíble, fantástico y de resonancia mundial”, según ha filtrado uno de sus asesores.
análisis
La UE no puede transigir
Pensar que Johnson puede encontrar una salida a tal laberinto a través de una claudicación de Bruselas es tan poco realista que la City multiplica sus advertencias sobre la catástrofe que se avecina
Boris Johnson tras pronunciar un discurso en Exeter este martes. /
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