Ray Bradbury murió en junio de 2012. Entonces yo vivía en un piso minúsculo del Eixample, en una habitación que antes había sido un armario, y donde solo tenía una cama y libros por todas partes. Me estaba preparando un bikini para cenar cuando Fino, mi compañero de piso por aquel entonces, me gritó las malas noticias desde el comedor. Desde entonces los bikinis y las primeras noches de verano, aquellas en las que en el frescor del ambiente ya se adivina un punto de calor, me recuerdan a él.
Maestro de la ciencia ficción
El hombre que sentía nostalgia por Marte
Todo está escrito en los libros de Ray Bradbury con una sencillez aparente, pero con un tono poético muy propio que marca el ritmo de cada cuento como una canción
Ray Bradbury en Cupertino, California, en 1997. /
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