No solo fútbol

Mimbres justos para según qué cestos

Esta Liga nos retrotrae a los tiempos en los que sabíamos que la temporada se nos haría muy larga

Messi y Koeman se saludan en el amistoso ante el Girona. / REUTERS / ALBERT GEA

Al comunismo le pasa lo que a la heroína. A fuerza de años sin prodigarse se olvidaron sus efectos, se exageraron sus virtudes y resurgió la voluntad de resucitarlos. Así que, sin el beneficio y vacuna de la memoria, los chutes y los alcaldes colorados han reaparecido, aunque de los segundos hay que decir que en dosis aceptables. El paso del tiempo no ha cambiado su naturaleza y ambos siguen haciendo lo que mejor se les da. La heroína destruir vidas en vena y los alcaldes, ahora llamados anticapitalistas y ecosostenibles, bienintencionados inventos del tebeo con más titular que sustancia. Como estamos en la sección de deportes ustedes tienen derecho a preguntarse qué narices pintan aquí la droga y la política. Paciencia. El rodeo era innecesario pero es prerrogativa del columnista sacar sus demonios a pasear cuando así lo considera.

Cuando el alcalde de Cádiz, Kichi, que así se llama la criatura, prohibió en el 2017 las tradicionales barbacoas que los gaditanos celebraban en las playas de su ciudad coincidiendo con la disputa del trofeo Ramón de Carranza ya se anticipaba lo peor. Y lo peor ha llegado ahora. Al primer edil no le gusta que el estadio del Cádiz, de propiedad municipal, se llame como se llama y, ni corto ni perezoso, organizó una consulta para cambiarle el nombre. Como pasa en los anuncios que pretenden que usted se mantenga atento: ¡lo que pasó a continuación le sorprenderá!

Una cosa es preguntar...

Pasó que los gaditanos decidieron, de guasa, vamos a suponer, que el Ramón de Carranza debería llamarse estadio Santiago Abascal Francisco Franco, que fueron las dos opciones más votadas. Luego pasó lo que siempre pasa con las votaciones y los referéndums, sea el de tranvía por la Diagonal en Barcelona o el cambio de nombre de un campo de fútbol, que es que la autoridad pregunta, el ciudadano responde y el que manda hace lo que da la real. Que una cosa es preguntar y la otra es dar trigo, máxime si la gente ha decidido trolearte.

Del señor Ramón de Carranza uno no tiene nada que decir, ni bueno, ni malo, salvo que el Barça tiene 3 copas en la vitrina que llevan su nombre y que hace ya muchos años, cuando los 'blaugranas' no ganaban títulos de verdad, la parroquia culé debía conformarse con hacer un buen papel en las pachangas estivales. Dos partiditos buenos en el Carranza, el Teresa Herrera o en el Colombino, y un Joan Gamper digno, servían para que año tras año se pronunciase el "aquest any, sí", un espejismo que duraba hasta que daba inicio la Liga, quedaba claro en dos partidos que la ganaría el Real Madrid y la muletilla se tornaba "aquest any, tampoco".

La memoria deja cicatrices

Para un lector con menos de 40 años todo esto ha de sonarle a guerras napoleónicas. Pero la memoria forja caracteres y deja cicatrices. Y a los viejos del lugar, la Liga que para el Barça empieza este domingo nos retrotrae a aquellos años en los que en septiembre ya sabíamos que la temporada se nos haría muy larga y no precisamente porque fuéramos a divertirnos. Plantilla y ambiente son los que son. Mimbres justos para según qué cestos.