Dos miradas

Benjamin, 80

Portbou recuerda al filósofo con las escaleras metálicas que te conducen al precipicio, al acantilado, al vacío, enmarcadas con planchas oxidadas

Monumento de Walter Benjamin en Portbou. / DAVID APARICIO

Walter Benjamin se suicidó hace 80 años, este sábado. O fue asesinado por los nazis. De hecho, es lo mismo, porque la noche anterior, en la nota que dejó antes de la sobredosis de morfina, ya anunciaba "la situación sin salida" y "la elección de acabar”.  Y añadía: "En un pueblecito de los Pirineos, donde nadie me conoce, mi vida acabará". Este pueblo era Portbou, que recuerda a Benjamin con las escaleras metálicas que te conducen al precipicio, al acantilado, al vacío, enmarcadas con planchas oxidadas. Un túnel que nos informa, también, de "los que no tienen nombre". La intervención de Dani Karavan, que se instaló hace 30 años, se eleva después hacia la parte alta del cementerio, allí donde están los restos, también sin nombre, del filósofo alemán.

Siempre es un buen lugar para visitar, este pueblo fantasmagórico, tan atractivo y enigmático. Y este sábado aún más. Sentarse en el cubo de piedra y releer, por ejemplo, la tesis IX de 'Sobre el concepto de historia', aquel Ángel de la Historia que no puede "despertar a los muertos ni reparar la destrucción" que contempla porque el progreso "es una tormenta" que nos empuja a un futuro sin memoria del dolor.