Más que el pinchazo de las manifestaciones, escamoteable por obra y desgracia del virus, la prueba fehaciente de la tristeza de este 11-S es la disminución de las felicitaciones vía móvil. Si hasta hace poco los mensajes enviados por la Diada hacían pensar en una nueva Navidad o Año Nuevo, fechas en que los felicitaciones son una grata obligación social, la insatisfacción general, no solo de los independentistas, ha reducido los deseos de «‘bona Diada’» hasta un número que puede considerarse residual. Nada que celebrar. Nada viable a proponer. Nada que hacer. Al menos por ahora y en el futuro inmediato, o el que se puede palpar o siquiera intuir. Cuando vaya en serio, ya nos avisarán.
MIRADOR
Diada tristona
Este Onze de Setembre fue día plausible para los que empiezan a creer que este camino no lleva a ninguna parte
Una chica con una mascarilla con la bandera independentista /
Lo más visto
- Las jugadoras del Barça se tuvieron que poner ellas mismas las medallas de campeonas
- Una madre y una hija farmacéuticas y un directivo de una empresa química, las víctimas catalanas del ataque terrorista en Afganistán
- Qué está pasando con el atún en lata y por qué recomiendan reducir el consumo
- La portada de EL PERIÓDICO del 19 de mayo de 2024
- Un control de los Mossos en la C-65 se salda con 112 denuncias a transportistas