Los llamamientos a la resistencia de Carles Puigdemont y de la presidenta de la Asamblea Nacional Catalana, Elisenda Paluzie, previos a la celebración del 11 de setiembre, se han cruzado, por un capricho de los idus, con los signos de decadencia que menudean en la sociedad catalana. De tal modo que la Diada de este año tendrá lugar entre la ilusión de que resistir es vencer y la constatación de que Catalunya bordea el abismo.
Análisis
Entre la resistencia y la decadencia
El relato de la convocatoria contrasta con algunas de las principales noticias del verano.
Manifestantes de la Diada, en la plaza de Espanya. /
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