Si un juego infantil me ha dejado un recuerdo inquietante ese ha sido el de peste alta. Jugábamos en el patio del colegio, teníamos 9 o 10 años, y la idea era que quien, a suertes, empezaba con la carga de la «peste», solo se libraba de ella si se la transmitía a otro al tocarlo, y así sucesivamente hasta que sonaba la campana del fin del recreo. Te salvabas si estabas en alto, y el banco de piedra del patio era la principal tabla de salvación tras una buena carrera. Es un recuerdo vago, marcado por la inquietud, los nervios y el temor atávico que arrastraba el juego en sí. No teníamos entonces ni idea de que la peste había sido una plaga que azotó Europa en la edad media. ¿A qué jugarán los niños en el recreo este curso?
El año escolar del covid-19
Peste alta y vuelta al cole
Donde hace solo un año temíamos el efecto de los avances tecnológicos sobre las próximas generaciones, ahora esperamos una vacuna que nos inmunice y nos devuelva el sueño por las noches
Una profesora saluda a sus alumnos en el primer día de colegio. /
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