Violencias machistas

Patriarcal

Un desconocido asedia Paula Bonet y, como que no es ni ha sido nunca pareja suya, no se puede hacer mucho

Paula Bonet, en enero de este año. / RICARD CUGAT

Es importante que entendamos algunos conceptos para podernos poner de acuerdo con ciertas cosas. Cuando hablamos del sistema patriarcal no estamos dividiendo los poderes entre hombres y mujeres. Va más allá, porque un hombre puede trabajar su machismo y una mujer puede imitar las formas masculinizadas del poder. Los motivos que llevan a una mujer a comportarse como lo han hecho siempre los hombres pueden ser muchos y variados, pero no es mi intención entrar hoy en eso.

Hablo del concepto patriarcal porque es mucho más ambicioso y, a mi parecer, más profundo. Acabar con la patriarcalización de las esferas públicas y privadas también requiere más tiempo, más dedicación y más valentía. El sistema es patriarcal, como decía, y a pesar de que su propia definición hace referencia al dominio del hombre, que el sistema y el statu quo se mantenga patriarcal no es exclusivo solo de los hombres:  intervienen muchos más factores, como el poder o las normas sociales y culturales.

Cuando empezamos a denominar las violencias hacia las mujeres dijimos que era violencia de género, hasta que empezaron a reivindicar la palabra 'machista'. Incluso en la manera de considerar la violencia contra las mujeres topamos con este sistema que perpetúa los privilegios, la mirada y el dominio del hombre. ¿Por qué? Porque la violencia de género necesita un vínculo para existir. Necesita que el hombre que ejerce la violencia tenga una vinculación afectiva con su víctima. Incluso en el momento de denominar las violencias machistas, como digo, tenemos una interferencia patriarcal. ¿La violencia solo existe si es tu pareja o expareja? Es evidente que no. ¿Qué pasa cuando la violencia hacia las mujeres lo acaban ejerciendo o bien estados, o bien poderes judiciales, o bien posiciones socioeconómicas o, más individual, un desconocido? Que el sistema desprotege a la mujer. ¿Que por qué digo todo esto? Porque un desconocido asedia a Paula Bonet en La Madriguera y, como que no es ni ha sido nunca pareja suya, no se puede hacer mucho. Porque incluso para considerar violencia machista la violencia machista, necesitamos el vínculo, la posesión, el enlace. Esto quiere decir desconocer —o peor, obviar— completamente cómo funciona el sistema que nos chafa.