Acaba el baile. Empiezan los golpes

Los asaltos en los que los púgiles intercambian golpes de tanteo ha finalizado y ahora se buscan con ganas la mandíbula y los riñones

David Bonvehí y Carles Puigdemont, durante una reunión en Waterloo, en enero del 2019. / EFE / STEPHANIE LECOCQ

Le sucede al PDECat lo mismo que a Pedro con el lobo. Tantas veces ha anunciado que el divorcio con Carles Puigdemont era inminente que ahora que es prácticamente una realidad nadie, en los mentideros políticos, se atreve a darlo por cierto. Pero los hechos certifican que la terapia de parejas que se autoimpusieron en forma de tiempo y reuniones -la mayoría sin sentido- solo ha funcionado como coartada para evitar la acusación de ser el que rompe la pareja sin haber hecho antes todo lo posible por evitarlo.