MIRADOR

Despropósitos en un verano insólito

No podemos acostumbrarnos a que los gobernantes antepongan intereses políticos al bienestar de las personas

El teatro Coliseum de Barcelona, cerrado durante el estado de alarma por el covid. / FERRAN NADEU

No se trata de hacer un repaso completo de un verano que todo el mundo recordará por las consecuencias del covid-19 y por la accidentada convivencia con unos rebrotes potentes que nos han llegado antes de lo que se esperaba sin saber cuándo acabarán. Quedarán al margen hechos muy difundidos como la salida clandestina del rey emérito, la caída del turismo, los plenos extraordinarios del Parlament de Catalunya para debatir cuestiones que ya se habían discutido, que no le competen y que solo querían reforzar los enfrentamientos entre JxCat y ERC, la falta de previsión de la mayoría de comunidades autónomas a la hora de asumir las competencias sanitarias y educativas reclamadas para hacer frente a los rebrotes de la pandemia y al comienzo de curso, etc.