EL LABERINTO CATALÁN

Así, no

Si los independentistas aspiramos de verdad a avanzar, debemos asumir que empeñarse en repetir los errores del pasado más reciente solo nos llevará a más dolor colectivo

El ’president’ Quim Torra entra en el salón de plenos del Parlament, el pasado 8 de julio. / ACN / GERARD ARTIGAS

La 12ª legislatura agoniza. Entre la retórica y la gestualidad, una gestión gubernamental discreta en el mejor de los casos, con 'consellers' esforzados y voluntaristas, pero limitados por la provisionalidad en la que el Govern quedó congelado cuando la lógica de la restauración y la transitoriedad se impusieron, los meses han ido pasado. Y después, con la llegada del coronavirus, la emergencia se impuso y la vida de todos se trastornó. El país afronta una gravísima crisis económica y social, que llueve sobre mojado cuando todavía no hemos curado todas las heridas de la gran recesión que se inició en el 2009. Las palabras grandilocuentes suenan aún más vacías cuando no conectan con la vida de la gente.