Dos trimestres que han cambiado definitivamente el sector turístico, el comportamiento de los viajeros y la percepción del mundo del ocio. En la montaña, en el interior, en alguna zona litoral de Catalunya salvarán más o menos la temporada. Lo atestiguan las colas al entrar en los supermercados en Viella, en Puigcerdà o en Palamós, por citar solo algunos casos; la buena ocupación de los cámpings en general; el número de semanas de alquiler de apartamentos en determinadas zonas costeras, o el uso de las playas, rutas y senderos. Todo ello, gracias a los cuatro franceses mal contados, a los valencianos siempre fieles, y sobre todo a los nativos que han convertido las segundas residencias en destinos refugio, a medida que vivíamos el bochorno de ver cómo nos cerraban las fronteras de la mayoría de los países que otrora abrían sus compuertas durante estos meses.
sector en crisis
Las lecciones de un verano sin turistas
Se ha visto que el turismo interior no era tan débil: los que lo despreciaron, han sufrido este verano
Deberá redimensionarse a la baja la oferta turística, empezando por las empresas de menos valor
Turistas franceses ante La Pedrera, en Barcelona, este mes de agosto. /
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