sector en crisis

Las lecciones de un verano sin turistas

Se ha visto que el turismo interior no era tan débil: los que lo despreciaron, han sufrido este verano

Deberá redimensionarse a la baja la oferta turística, empezando por las empresas de menos valor

Turistas franceses ante La Pedrera, en Barcelona, este mes de agosto. / MANU MITRU

Dos trimestres que han cambiado definitivamente el sector turístico, el comportamiento de los viajeros y la percepción del mundo del ocio. En la montaña, en el interior, en alguna zona litoral de Catalunya salvarán más o menos la temporada. Lo atestiguan las colas al entrar en los supermercados en Viella, en Puigcerdà o en Palamós, por citar solo algunos casos; la buena ocupación de los cámpings en general; el número de semanas de alquiler de apartamentos en determinadas zonas costeras, o el uso de las playas, rutas y senderos. Todo ello, gracias a los cuatro franceses mal contados, a los valencianos siempre fieles, y sobre todo a los nativos que han convertido las segundas residencias en destinos refugio, a medida que vivíamos el bochorno de ver cómo nos cerraban las fronteras de la mayoría de los países que otrora abrían sus compuertas durante estos meses.