Las buenas intenciones no garantizan buenos resultados. Parece demostrarlo el comunicado por el que conocimos la decisión de Juan Carlos I. El anterior jefe del Estado explica que se traslada a vivir fuera de España para "facilitar" a su hijo el ejercicio de sus funciones. El propósito es encomiable porque busca ahorrar a Felipe VI la irradiación del desprestigio que el comportamiento del rey emérito ha generado. Sin embargo, creo que el contenido de la comunicación ha sido erróneo y el momento escasamente oportuno.
UN BLINDAJE EXCESIVO
La Monarquía, en crisis
Para garantizar su supervivencia, conviene que las leyes acoten la inviolabilidad solo a lo que se derive de la acción institucional del Rey
Felipe VI y Juan Carlos I, en la celebración de la Pascua Militar en el Palacio Real en el 2018. /
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